Cuando un relámpago cae en terreno arenoso, su intenso calor funde la arena que está compuesta por sílice y fragmentos de cuarzo que alcanzan un punto de fusión mayor a 1,500°C. Son estructuras frágiles, huecas, con el exterior áspero por las partículas de arena que se adhieren y el interior liso con terminaciones vítreas producto de la fusión de los silicatos.
Por: Antonio Busqueta (Caza Relámpagos Mexicano)
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